"PERIODISMO AMBIENTAL"

"La Frontera del Fuego: Incendios Devastadores y el Rol del Agronegocio en Sudamérica"

Los incendios forestales en Brasil, Bolivia y Paraguay han devastado la Amazonía y otros biomas como el Gran Chaco, el Pantanal y el Cerrado brasileño. El denominador común es la influencia del agronegocio en las quemas.

CIENCIA Y AMBIENTE20/09/2024ecovida ambienteecovida ambiente
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El humo que cubre una decena de provincias argentinas tiene un origen claro: los empresarios de monocultivos y ganaderos. Así lo denuncian organizaciones e investigadores de Brasil, Bolivia y Paraguay, señalando las consecuencias del avance de la frontera agropecuaria y el rol cómplice, por acción u omisión, de los gobiernos.

Los incendios forestales en Brasil, Bolivia y Paraguay han devastado la Amazonía y otros biomas como el Gran Chaco, el Pantanal y el Cerrado brasileño. El denominador común es la influencia del agronegocio en las quemas. En Bolivia, más de cuatro millones de hectáreas han sido arrasadas en los departamentos de Pando, Beni, Santa Cruz y La Paz. Paraguay ya ha perdido 70.000 hectáreas por el fuego. En Brasil, en un solo día, se registraron 5.132 focos de incendio. La sequía acelera la propagación del fuego en la región.

En Argentina, se han registrado incendios en Córdoba y San Luis. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) emitió una alerta por el humo proveniente de los países vecinos para 14 provincias. Desde Greenpeace Argentina advierten: “La degradación del Ministerio de Ambiente, la falta de política ambiental y el negacionismo solo pueden traer la ruina de nuestros bosques nativos y con ellos agravar nuestra existencia”.

**Brasil: la deforestación de la Amazonía, el Cerrado y el Pantanal**

Brasil enfrenta una temporada de quemas que supera al "Domingo de fuego" de 2019 y al "Mar de llamas" de 2004. “La ocupación acelerada de las fronteras agrícolas por parte del agronegocio, desde la época de la dictadura militar, nos ha acostumbrado a imágenes cada vez más gigantescas de bosques y otros ecosistemas devorados por las llamas a lo largo de meses”, contextualiza el economista y ambientalista brasileño Jean Marc Von der Weid en su artículo "Queimada!".

Brasil enfrenta, además, una de las sequías más largas de las últimas décadas, según el Centro Nacional de Monitoreo de Desastres Naturales (Cemaden). Esto incide en el impacto de los incendios, sobre todo en áreas como bosques primarios que pierden su humedad habitual y resultan más fáciles de quemar.

Von der Weid explica que, debido a los incendios, los vientos que llevan la humedad evaporada por la selva amazónica para irrigar el centro-oeste y sureste de Brasil (los llamados "ríos voladores"), trasladaron el humo hasta los bosques menos densos del Cerrado y los campos inundables del Pantanal. Estos dos biomas permanecen secos debido a los siete meses de sequía. A esta situación se suma la quema de campos de caña de azúcar (59.000 hectáreas) en el estado de São Paulo.

Las quemas están ligadas a la deforestación. “Los procesos de desmonte comienzan con la remoción de madera dura, seguida de la tala rasa, realizada con topadoras que arrastran grandes cadenas, dejando a los árboles en el suelo. El siguiente paso, tras un tiempo de espera a que se seque la materia vegetal, es la quema”, explica Von der Weid.

Sin embargo, los incendios en la Amazonía o en otros biomas no se limitan a zonas sometidas a deforestación. “Se queman pastos para estimular el crecimiento de la hierba y áreas boscosas en los bordes de los bosques vírgenes. Es menos común quemar bosques primarios, porque eliminan las ganancias de madera dura y porque por su humedad son más difíciles de quemar”, aclara.

Mientras el gobierno de Lula da Silva celebra haber reducido los niveles de deforestación registrados durante la presidencia de Jair Bolsonaro, los incendios en el Amazonas aumentaron significativamente. Además, este año, la temporada de fuegos comenzó más temprano de lo habitual. Entre enero y julio, la superficie quemada aumentó un 83% respecto al mismo periodo de 2023. Teniendo en cuenta el promedio de los diez años anteriores, subió un 38%, precisa el economista.

Otro aspecto significativo, subrayado por el economista, es que entre enero y marzo de 2024, las quemas en áreas de deforestación reciente fueron del 9%. En los bosques vírgenes, del 34%. En 2023, solo el 5% de los incendios se produjeron en bosques primarios y el 21% en áreas de deforestación reciente.

Para Von der Weid, dos factores influyen en esta tendencia. Por un lado, la sequía. Por el otro, que los sistemas de control satelital del INPE sean hoy capaces de localizar en tiempo real cualquier área de bosque talada por encima de las 30 hectáreas. Y agrega que las imágenes satelitales disponibles, en relación a los incendios, muestran que el 95% de las quemas empiezan en propiedades privadas, predominando aquellas destinadas a la ganadería.

El fuego no afecta solamente a la Amazonía brasileña. Entre 2022 y 2023 se quemaron 665.000 hectáreas de vegetación nativa del Cerrado, una ecorregión ubicada en el centro del país. En este bioma ya habían ardido 500.000 hectáreas entre 2011 y 2015. Se estima que hoy cuenta con un 50% menos de su cubierta vegetal original, lo que equivale a 100 millones de hectáreas. Allí, según un informe de Ecologistas en Acción, se produce entre el 50% y el 70% de la soja producida en Brasil (solo un 10% procede del Amazonas, donde prevalece la ganadería). El agronegocio en esa zona es impulsado por multinacionales como Cargill, Bunge y ADM.

También en estas semanas se consumen hectáreas del Pantanal, considerado el mayor humedal del mundo. Esta región se ubica en el Mato Grosso del Sur y alcanza también a Bolivia y Paraguay. Su superficie quemada aumentó un 2.362% en 2024, respecto al primer semestre de 2023 y un 529% en relación a la media de los últimos cinco años.

**Bolivia: financiamiento estatal al agronegocio**

Las quemas en Bolivia afectaron más de cuatro millones de hectáreas, según un reporte de la Fundación Tierra. Los departamentos más perjudicados son Santa Cruz con 2,6 millones de hectáreas, Beni con 1,3 millones de hectáreas y La Paz con 18.990 hectáreas, zonas pertenecientes a la Amazonía boliviana. La organización reporta además afecciones en la salud (respiratorias, oculares y diarreicas) como consecuencia del humo.

“En estos sectores hay sitios donde se producen recurrentemente incendios. Pero también hay nuevas afectaciones a bosques primarios que requerirán entre 50 a 100 años para reponer las áreas naturales”, lamenta en el informe Efraín Tinta, investigador de la Fundación Tierra.

Durante 2023 se perdieron tres millones de hectáreas de bosque nativo, según el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM). Para ampliar la frontera agrícola, los empresarios agroindustriales (dedicados por ejemplo al cultivo de palma) realizan el chaqueo, la quema de ciertas áreas para luego realizar agricultura. Lo hacen indiscriminadamente y rebasan la frontera agrícola, indican desde el WRM.

Stasiek Czaplicki, economista ambiental especializado en temas agropecuarios, explica la relación entre los incendios forestales y el agronegocio a través de datos relacionados con la tenencia de la tierra. Señala que el 16% de la tierra en Bolivia es considerada de tenencia "mediana" o "empresarial". Y el 44,9% de los incendios ocurrieron en ese tipo de propiedad.

“Uno podría pensar que esos incendios son provocados por terceros malintencionados, pero las denuncias recibidas por la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) de parte de los empresarios son menos de 500, sobre un total de 50.000 predios afectados en el país”, dice Czaplicki.

Los incendios son un fenómeno conexo a la deforestación. “Pero en el caso particular de Bolivia no se sobrepone”, matiza. “En 2022 se quemaron cerca de cuatro millones de hectáreas y de ese total se desmontaron 60.000. Quiere decir que los incendios no tienen una finalidad productiva o de habilitación de tierras como uno podría pensar”, explica.

Si las quemas ocurren en territorios pertenecientes a empresarios, pero no tienen un fin necesariamente de desmonte, ¿por qué otros motivos se están incendiando esas masas boscosas? “Por las quemas controladas que se salen de control, lo que señala una incapacidad para contener los incendios, y también porque las quemas son usadas para amedrentar a territorios indígenas”, responde.

Czaplicki es autor del libro "Las finanzas grises del agronegocio en Bolivia y su rol en la deforestación". El concepto de "finanzas grises" alude —por contraposición al financiamiento "verde"— a los fondos destinados a sustentar actividades extractivas como las quemas o la deforestación. “En Bolivia

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