"PERIODISMO AMBIENTAL"

¿EL AMAZONAS? NO, EL IMPENETRABLE.

Las charatas comenzaron a cantar y ese fue nuestro despertador a orillas del Río Bermejo - Teuco en el “Camping La Fidelidad”, nos esperaba un rico desayuno con sabores locales, miel artesanal, harina de algarroba y una vista privilegiada para comenzar un nuevo día de naturaleza y aventura.

NACIONALES11/10/2024ecovida ambienteecovida ambiente
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Horacio Torres Periodista - Fotógrafo - Corresponsal - Guía de Turismo  AUTOR: HORACIO TORRES Periodista - Fotógrafo         Corresponsal   "Turismo y naturaleza".

Cómo es adentrarse en la naturaleza salvaje de un destino cargado de aventura, historias y postales inimaginables. Un tesoro oculto en el corazón de la Provincia de Chaco que sorprende y atrapa a todos aquellos que llegan hasta allí.

Antes de viajar pensé muchas veces cómo sería estar en El Impenetrable, que escondería ese rincón del país detrás de su lejanía y su fama de inaccesible, pero apenas puse un pie dentro de aquel gran bosque supe que vivirlo y sentirlo supera todo lo que uno se pueda imaginar. Dicen que todo aquello a lo que cuesta llegar vale mucho más y se vuelve especial, ya lo creo, les puedo asegurar que cada kilómetro hecho cobra sentido y así uno termina entendiendo el incalculable valor de este tesoro natural escondido en el corazón de Chaco.

KAYAK POR EL RÍO BERMEJITO

Las charatas comenzaron a cantar y ese fue nuestro despertador a orillas del Río Bermejo - Teuco en el “Camping La Fidelidad”, nos esperaba un rico desayuno con sabores locales, miel artesanal, harina de algarroba y una vista privilegiada para comenzar un nuevo día de naturaleza y aventura.

Si observan el mapa del “Parque Nacional El Impenetrable” podrán notar cómo está delimitado por dos ríos serpenteantes, al norte el majestuoso Bermejo y al sur el Bermejito. Atravesamos el parque de norte a sur, de un río al otro, con rumbo al “Paraje La Armonía” donde nos esperaba Jorge Luna, vecino y guía que sería el encargado de llevarnos a realizar una de las actividades que más disfruté en este viaje. Nos preparamos, recibimos una charla técnica previa, kayaks listos y… ¡a remar!

Esta propuesta es ideal para quienes nunca subieron a un kayak, ya que el río Bermejito es angosto y muy calmo, tanto que da la sensación de estar remando en una piscina. Lo ideal es que lleven consigo una muda de ropa extra en el caso de que necesiten cambiarse, protector solar, repelente, botellita de agua y si te gusta el avistaje de aves te recomiendo sumar a esta lista unos binoculares; pero hay algo que no les puede faltar para vivir esto: estar atentos a todos sus sentidos. 

Todavía puedo sentir el exquisito e inigualable aroma a monte que inundaba mi cuerpo cada vez que respiraba, mis manos y mis ojos disfrutando de la tibieza y el marrón chocolate del agua que combina perfectamente con el verde de la vegetación, los colores de las plumas del martín pescador, el blanco impoluto de las cigüeñas posadas en las copas de los árboles, la sinfonía del monte que es el sonido de la naturaleza en el silencio y, por último, el sabor de las empanadas con las que te esperan al final de la navegación. 

Definitivamente mi imaginación no había alcanzado a contemplar tanto verde, tanta naturaleza y tanta paz. A medida que íbamos avanzando, un manto de llovizna comenzó a pintar el paisaje y se sentía como estar dentro de una película; la quietud del agua, la cantidad de aves con sus cantos, las enredaderas colgando sobre el río y la mirada sonriente de Jorge, que dejaba entrever su emoción al vernos disfrutar y sorprendernos con la belleza de ese lugar que él conoce como la palma de su mano porque lo vio nacer, porque es la tierra que ama, su hogar. 

Remada tras remada íbamos aprendiendo con Jorge los nombres de todo tipo de especies de plantas y animales, nos contaba sobre sus encuentros con tapires, pumas, corzuelas y osos hormigueros que suelen bajar hasta el río en busca de agua. Después de unas tres horas remando río abajo, llegamos a destino, nos esperaba uno de los hijos de Jorge en un refugio construido con adobe, con el fogón encendido y una canasta cargada de empanadas recién hechas, tan exquisitas que perdí la cuenta de cuantas comí. 

En el silencio del monte las palabras recobran su valor y las conversaciones no tienen apuro, entre charla y charla alrededor del fogón Jorge nos contaba que antes vivía solamente de la cría de animales y que fué la posibilidad del ecoturismo aquello que lo animó a convertirse en guía y a tener su propio camping y así poder recibir personas de todas partes que deseen llegar hasta allí para compartir saberes y experiencias en armonía con la naturaleza del monte, su hogar. 

EL SEGUNDO BOSQUE MÁS IMPORTANTE DE SUDAMÉRICA

La historia de Jorge es una de las tantas historias que forman parte del “Gran Chaco Americano”, el segundo bosque más extenso e importante de Sudamérica después del Amazonas, fuente de una diversidad natural y cultural única en el mundo y con un alto valor de conservación. 

Se extiende por Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil; en nuestro país representa la más extensa de las 18 ecorregiones que tenemos abarcando 11 de las 23 provincias argentinas y representando un 60% de los bosques nativos. De su conservación dependen múltiples servicios ecosistémicos que influyen en la vida de todos, sin embargo, en la actualidad es una de las regiones del mundo con mayor nivel de deforestación, su principal amenaza. 

Por eso, visitar el Impenetrable tiene un impacto socioambiental muy importante, hacer ecoturismo es fortalecer la vida de las comunidades originarias y criollas que lo habitan, revalorizar culturas y conocimientos ancestrales, apoyar la conservación de especies en peligro de extinción y proteger la biodiversidad que es esa gran red natural donde todo se conecta y sostiene, incluyendo nuestra propia calidad de vida.

A través de estas sencillas pero sentidas palabras espero transmitirles mi invitación a que se animen a aventurarse rumbo al interior profundo de este maravilloso país, que es viajar al encuentro con lo más genuino del espíritu humano, allí donde existe otro valor del tiempo, del silencio, la palabra y de todo lo que nos da la naturaleza, nuestra casa. Los invito con la esperanza de que cada vez seamos más los que podamos visitar, conocer y proteger este gran bosque, fuente de vida y de una calidez humana que debería contagiarse a todo el mundo.

Texto y fotos: Antonella Fonte

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